Lámparas eléctricas de mano expuestas en el CIM de Barruelo |
La lámpara de seguridad fue el impulso que necesitaban las minas de hulla para poder ser explotadas, pero debido a la escasa iluminación, las condiciones no eran para nada favorables. Con la llegada de la lámpara eléctrica de mano, todo cambió, se hizo la luz.
Mientras que en otras partes del mundo ganaban protagonismo las lámparas de casco, en Europa era todo lo contrario. Con la lámpara de mano se ahorraban los problemas de los cables que conectaban la batería con la bombilla, estaban seguros de que un golpe no rompería el cristal pudiendo escapar alguna chispa y originar una explosión y no tenían que cargar con ella todo el tiempo, ya que tienen un peso elevado.
Mineros con lámparas eléctricas en "Mina Petrita" |
En su forma, se asemejan mucho a sus antecesoras, con un cuerpo metálico donde se alojaba la batería, una ampolla de cristal cubriendo la bombilla y un armazón metálico que la protegía.
Tenían sistemas para regular la cantidad de luz que emitían y disponían de gran autonomía, aunque se recargaban todos los días por si se diera el caso de tener que permanecer en la mina más tiempo del habitual.
A pesar de este gran avance, el único medio del que disponían los mineros para detectar la presencia de grisú a tiempo era la lámpara de seguridad, por lo que ahora el vigilante tenía que portar dos lámparas.
Grupo de mineros con lámparas eléctricas y uno con lámpara de seguridad (Arriba, segundo por la derecha) |
Si quieres disfrutar de nuestra estupenda colección de lámparas o saber más sobre esta preciosa herramienta, no dudes en venir a visitarnos al Centro de Interpretación de la Minería de Barruelo de Santullán.
Óliver del Nozal
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