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miércoles, 24 de agosto de 2016

El Canal Subterráneo de Orbó

Grabado del canal subterráneo de Orbó
En 1879 el ingeniero de minas Mariano Zuaznávar y Arrascaeta se hizo cargo de la dirección facultativa de las minas que Esperanza de Reinosa tenía en Vallejó de Orbó. Las instalaciones estaban un poco anticuadas y uno de los trabajos del facultativo fue su modernización, pero centró sus esfuerzos en el sistema de transporte exterior del carbón. Consiguió que el carbón de los dos pozos más importantes (Jovita y San Rafael) saliera por el mismo sitio y creó una línea ferroviaria que lo transportaría hasta la estación de Cillamayor donde se unía con al línea de Barruelo Quintanilla.
Otra de las obras del ingeniero fue solucionar los problemas que de ventilación, transporte interno y evacuación de aguas en los pozos y el resultado fue una de las obras de ingeniería minera más importantes del siglo XIX: El Canal Subterráneo de Vallejo de Orbó.
  Foto de la salida del canal de Orbó
Foto de la salida del canal de Orbó

Una de las soluciones al problema de las aguas era la incorporación de máquinas de extracción más potentes, pero al usar bombas, hay que dejar un macizo de protección para evitar la infiltración del agua de la superficie. Para solventar esto y sacar la máxima rentabilidad, Zuaznávar se inspiró en los canales subterráneos de Alemania e Inglaterra,que servían para evacuar el agua y transportar el carbón a través de ellos.
Con este ingenio, se consiguieron eliminar los tres mayores problemas: filtración de las aguas, ventilación y transporte del carbón.
Se dio el visto bueno a esta titánica obra, única en España, a pesar del gran coste que supondría para la empresa minera, que esperaba recuperar la inversión gracias a la reducción de costes y la extracción del carbón de los macizos de protección.
Recreación del interior del canal de Orbó
Recreación del interior del Canal de Orbó
El canal consistía en una galeria impermeable de 1.775 metros, que partía de la caldera del pozo Rafael a 112 metros de profundidad y terminaba cerca de la estación de Cillamayor.
En 1879 se firmó el presupuesto de la obra con un costo estimado de 30.000 duros (unos 900€) y un plazo de ejecución de 26. Para la construcción del canal se utilizaron 1.228 kilos de dinamita y 6.228 kilos de pólvora creando una galeria hexagonal de 2,20 metros en la base y 1,60 metros en el techo.
En el interior, junto a la sala de calderas, se creo un muelle de descarga donde se pasaba el carbón de los vagones a las chalanas que circulaban por el canal. Estas tenían 10 metros de largo, 1,6 de ancho y 1 de alto y se movían gracias a un cable flotante que utilizaba como fuerza motriz el agua que caía desde el pozo.
Una vez hechas todas las comprobaciones para garantizar la seguridad de las instalaciones y terminar de rematar pequeños detalles, se inauguró oficialmente en marzo de 1884, 71 meses después de empezar. El costo final fue bastante superior, alcanzando 50.000 duros (1.500€) lo que llevó a la empresa a una grave situación económica y en 1886 se liquidó la sociedad. Los gastos extra del canal, la creación del ferrocarril del noroeste y la llegada de los carbones asturianos a Madrid a un precio más competitivo, hicieron que las minas de Orbó dejaran de ser rentables. La complejidad del canal fue su perdición y a pesar de que se intentaron reformas para intentar seguir usándolo, termino por desecarse y colocar una vía usando animales para arrastrar los vagones hasta 1915, cuando se cambió la fuerza animal por la eléctrica.


En 1969 cesan los trabajos en pozo Rafael por lo que el canal se deja inundar. Hoy en día, rodeado de una pequeña laguna,  sólo queda la parte superior del arco que daba entrada al canal con una piedra de arenisca en la que se intuyen las siglas S y E (Sociedad Esperanza de Reinosa) y un año, 1883. Son los últimos vestigios de lo que en su día fue una excepcional obra de ingeniería dentro de la minería de carbón de nuestro país.

Si quieres saber más sobre el Canal de Orbó o sobre cualquier otro tema relacionado con el carbón, no dudes en venir a visitarnos al Centro de Interpretación de la Minería de Barruelo de Santullán. ¡Te estamos esperando!

Óliver del Nozal

Fuente: Colección de historia de la montaña palentina nº9.

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