Las minas no eran más que un pequeño fragmento de lo que fueron, pero seguían dando trabajo y eso se notaba.
En mi clase éramos 22 o 23 chavales y lo mismo ocurría con los demás cursos. Al llegar el verano, no cabía ni un alfiler en el pueblo y fueras donde fueras, te encontrabas con cuadrillas de guajes.
Fiestas de "El Carmen" 2015 en Barruelo de Santullán |
Hoy ya no queda nada de todo esto. 11 años han pasado dese que cerró la última mina en Barruelo y de los 2.500 habitantes que vivían cuando llegué, quedamos menos de 1.000 (unos 1.250 si contamos los habitantes de las pedanías). En verano sigue habiendo gente casi a cualquier hora, pero fuera de la época estival, no es raro salir a los recados y encontrarte con una o dos personas.
Somos parte de un pueblo envejecido, en el que la juventud ha huido en busca de trabajo hacia núcleos de población más grandes, pero en el que aún quedamos unos pocos románticos que nos hemos comprado casa y tenemos intención de formar una familia en el pueblo en el que crecimos.
160 años de minería han forjado nuestra forma de vivir, años en los que la agricultura y la ganadería, típicas de nuestra zona, no se han desarrollado. Ahora es nuestro turno de darle una vuelta de hoja, de buscar alternativas para ganarnos la vida en un entorno que parece que no ofrece nada, pero que lo ofrece todo. ¿Y qué mejor manera que mostraros cómo fue la vida en los años de esplendor de las minas de Barruelo? Esa es la razón de ser del Centro de Interpretación de la Minería de Barruelo, evitar que olvidemos lo que fuimos y crear puestos de trabajo para que al menos, quede algo que recordar.
Si quieres saber más sobre la vida de los barruelanos o cualquier otro aspecto cotidiano en las cuencas del carbón, no dudes en venir a visitarnos. ¡Te estamos esperando!
Óliver del Nozal
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