Páginas

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Las Carboneras. Un economía paralela.

Mujer minera
Mujer minera

Las minas de carbón han creado mucha riqueza, pero no a todos por igual. Los silicosos no cobraban una buena pensión hasta que no llegaban a la edad de jubilación. Lo mismo pasaba con las viudas que tenían que buscarse la vida para sacar adelante a la familia o con las parejas con demasiadas bocas que alimentar.

Uno de los recursos que había en las cuencas mineras para aportar un dinero extra a la unidad familiar era la recogida de carbón en las escombreras de lavado.
Hasta finales del siglo XX no existían sistemas realmente eficaces de lavado de carbón, por lo que entre las montañas de escombro se perdían toneladas del negro mineral. De hecho, uno de los mayores empresarios mineros de España hizo fortuna lavando las escombreras de lavado y aprovechando todo ese carbón que había quedado enterrado de nuevo.
Era habitual encontrarse a grupos de mujeres y muchachas esperando a que llegaran las vagonas tiradas por bueyes o la maquinilla con el escombro procedente del lavadero. Niñas que tenían que aportar un dinerillo en casa, viudas a las que no les llegaba la pensión o mujeres de silicosos jóvenes que no podían realizar otro trabajo y el jornal se les terminaba antes que el mes.

Cuando la vagona basculaba y se vaciaba de escombro, las mujeres se acercaban y con las manos iban apartando el estéril, rebuscando con los dedos las pequeñas piedras de carbón. Allí pasaban las horas llenando los cuévanos de mineral, independientemente de la climatología ya que el dinero era necesario. Con la carga lista se dirigían a intentar vender la producción a la "Empresa" y cuando no lo conseguían, acudían a los vecinos o lo utilizaban para autoconsumo en el peor de los casos. Mas adelante, empezaron a proliferar los grupos de mujeres que se unían y vendían el carbón a un mayorista, funcionando como una especie de cooperativa sabiendo que tendrían toda su producción vendida.
También era habitual encontrar en los cruces de vías a las escarabilleras, mujeres que recogían los restos del carbón que no habían prendido en su totalidad y eran desechados por los trenes de vapor. Luego lo vendían a un precio muy bajo para alimentar los hogares y estufas ya que sigue teniendo poder calorífico. En las zonas con empresas metalúrgicas era una práctica más habitual ya que todo el carbón estaba localizado en las escombreras de las labores de fundición. En el País Vasco era tan abundante que incluso se usó para asfaltar calles y sendas.

El agua que sale del lavadero tiene un alto contenido en carbón, principalmente polvo, que puede ser aprovecha. Las carboneras lo embalsaban haciendo unas desviación en el río, luego lo desecaban y recogían el fango resultante. A esta papilla compuesta de carbón desmenuzado, polvo y agua se le conoce como islán y se usaba para crear unas pastillas que se utilizaban como combustible en las estufas y cocinas; los ovoides.

Gracias a esta pequeña economía en torno a las minas, muchos hogares salieron adelante y hoy podemos conocer su historia.
Si quieres saber más sobre la vida en las cuencas mineras o sobre cualquier otro tema relacionado con el carbón, no dudes en venir a visitarnos al Centro de Interpretación de la Minería de Barruelo de Santullán.¡Te estamos esperando!

Óliver del Nozal

No hay comentarios:

Publicar un comentario