La buena ventilación es posiblemente, el problema más importante en una mina de carbón. La atmósfera minera es uno de los medios más hostiles en los que se puede encontrar un trabajador y si la ventilación falla, la vida de los mineros corre peligro.
Los principales componentes de este ambiente son: Monóxido de Carbono (CO), Dióxido de Carbono (CO2), Óxidos Nitrosos (NO y NO2), Sulfuro de Hidrógeno (SH2), Grisú (CH4), Dióxido de Azufre (SO2), Hidrógeno (H2) y polvo.
Algunos compuestos son tóxicos (que reaccionan con la sangre y pueden provocar la muerte), otros desplazan el aire (al respirar algo que no sea aire se muere por asfixia), los hay que son explosivos y otros dificultan las condiciones de trabajo afectando a la salud a medio plazo.
No debemos olvidar que la ventilación también sirve para enfriar el aire ya que el gradiente geotérmico aumenta 3 grados cada 100 metros.
Sea como fuere, hay que evitar que todos estos gases alcancen una concentración crítica y si no se consigue, los mineros tendrían otra oportunidad de salir haciendo uso del autorrescatador.
Para evitar esto, se utilizan dos tipos distintos de ventilación: La primaria, que es la que se da cuando se genera una corriente con un orificio de entrada y otro de salida, y la secundaria, que es la que se fuerza con ventiladores o tuberías rizadas.
Haremos un pequeño resumen de los gases con los que nos podemos encontrar.
Monóxido de Carbono: Es un gas tóxico, incoloro, inoloro e insípido por lo que hasta que se inventaron sistemas modernos de detección, se usaban animales. En la zona de Barruelo eran canarios y jilgueros por su color amarillo y aparato respiratorio pequeño. Con pequeñas cantidades de CO se desmallan y advierten a los mineros de la presencia del gas. Para tratar la intoxicación, lo mejor es hacerles respirar oxígeno puro.
Dióxido de Carbono: Es un gas asfixiante que se acumula en zonas mal ventiladas (fondos de saco, galerías abandonadas...) Desplaza al oxígeno y provoca la muerte por asfixia. También es incoloro e inodoro, aunque es ligeramente ácido en lo que al sabor se refiere. Apaga las lámparas, por lo que era la forma de detectarlo.
Óxidos Nitrosos: Gases tóxicos que provocan la muerte por edema pulmonar. De olor acre y color pardo, se producen al realizar la pega (la voladura controlada) como subproducto de los explosivos.
Sulfuro de Hidrógeno: Muy tóxico, pero fácilmente reconocible por su olor a huevos podridos. Se forma por la descomposición de la materia orgánica en presencia de compuestos sulfurados. El tratamiento del minero intoxicado es con oxígeno puro.
Grisú: Está formado en su mayoría por metano y es inodoro, incoloro, asfixiante e inflamable. Es explosivo en concentraciones entre el 4 y el 16% y puede provocar la muerte por asfixia. Hablaremos largo y tendido sobre este gas en otros artículos.
Dióxido de Azufre: Es un gas tóxico, incoloro y de olor picante y que puede provocar la muerte por edema pulmonar.
Hidrógeno: Es un gas asfixiante (en muy altas concentraciones) y explosivo. Se libera al usar algunos explosivos y por manipulación de las baterías.
Polvo: Al arrancar el carbón, se levanta mucho polvo que queda en suspensión en el ambiente. Este polvo es inflamable y es el causante de la neumoconiosis (silicosis) entre otras enfermedades.
Si quieres conocer más sobre la ventilación en las minas y los gases que puedes encontrarte en ellas, acércate a conocernos en el Centro de Interpretación de la Minería de Barruelo de Santullán.
Óliver del Nozal
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